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Solo hay que dejar salir la insensatez que a veces es muy sensata y la locura que a veces es necesaria
Perdido una noche el poeta en una enmarañada y oscura selva, va por fin a salir de ella por una colina que va iluminada con el resplandor del sol, cuando se le presentan delante, interceptándole el paso, tres animales feroces. Atemorízase su ánimo, más de pronto se le aparece la sombra de Virgilio, que le infunde aliento y promete sacarle de allí, haciéndole atravesar el reino de los muertos, primero el inferno, después el Purgatorio,hasta que finalmente Beatriz le conduce al paraíso. Echa andar la sombra, y síguela Dante.
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